Un día llega, cuando menos te lo esperas.
Aparece donde menos te lo habías podido imaginar.
Yo no creía en los flechazos, ni en los amores a primera vista, simplemente pensaba que eran mitos, cuentos o algo que solo pasa en las películas de amor.
Y es que me pongo a pensar en la vida tan surrealista que llevo, tanta locura desde la cuna y hasta que me muera.
Estoy tan enamorado del riesgo, que me hallo en una contradicción cuando te veo y no soy capaz de arriesgarme contigo, suena a ironía pero me da tanta impotencia.
La secuencia se repite una y otra vez:
Mirarte, desearte y quedarme con las ganas. Como me duele no poder besarte, alcanzarte...
Y es que me he imaginado tantas veces contigo que cuando al fin te tuve en frente solo pude estar callado.
Cuando te vi por primera vez, le diste un cambio radical a mi vida, resolviste mis dudas, rompiste mis reglas.
Nunca había sentido algo tan fuerte con nadie y tú lo conseguiste con tan solo una mirada, suena tan cursi que ni yo me creo todavía que sea verdad.
Mi suerte y mi castigo fue enamorarme de ti.
A veces te veo posible pero luego me pongo a pensar, rectifico y digo que amor tan imposible.
El amor lleva al miedo y el miedo al dolor.
Te deseo en cada pestaña que soplo, en cada estrella fugaz que cae del cielo, en cada moneda lanzada a la fuente.
Te llevo a todas partes conmigo en mi mente, no lo puedo evitar.
No es obsesión, si no querer y no poder olvidarte.
Ojalá el amor fuese una opción y se pudiese elegir, yo empezaría de nuevo, de cero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario